
La hipoteca verde es aquella dirigida a financiar la compra o la construcción de edificios residenciales, ya sean unifamiliares o multifamiliares, y comerciales en los que el rendimiento energético cumple o supera los estándares de las mejores prácticas del mercado de acuerdo con los requisitos legislativos de la Unión Europea. También se incluye la renovación de edificios residenciales y comerciales que alcance una mejora en el rendimiento energético de al menos el 30%.
Esta definición la ofrece la Federación Hipotecaria Europea (EMF por sus siglas en inglés), que es un organismo cuyos miembros ostentan el 80% del volumen de este tipo de préstamos concedidos en Europa.
La EMF está trabajando en crear un sello oficial europeo que certifique que el préstamo cumple con los criterios internacionales de sostenibilidad. Con ello se pretende fomentar la financiación de viviendas respetuosas con el medio ambiente.
A través de este instrumento, al pedir dinero prestado para comprar una casa nueva que cumpla con las exigencias de eficiencia energética o llevar a cabo una reforma que incremente de forma apreciable su sostenibilidad, el usuario soporta un coste inferior al que tendría que pagar si destinara la hipoteca a otros fines.
Así, se impulsa la transformación en un sector crucial para la lucha contra el cambio climático, puesto que, según datos de la Federación, las viviendas generan el 40% de todas las emisiones de CO2 a la atmósfera en Europa y además, hay que tener en cuenta que de los 247 millones de viviendas que hay en la Unión Europea, más de 220 millones se construyeron antes de 2001.